martes, 19 de mayo de 2009

Mi senda de las delicias...


Hoy me siento algo conforme conmigo misma, creo estar segura de quien soy y de quien quiero ser. Veo la vida con algo de temor, tal vez algo de remordimiento, ansiedad, conformidad y tranquilidad. Veo mi horizonte cada vez más claro y eso es bastante confortable si tomo en cuenta que hace un par de semanas no era capaz de verme ni yo misma. Momentos bastante extraños, sentimientos extraños también. Hoy me siento con todas las ganas de vivir intensamente, de VIVIR digo… y no de ese “vivir” en que pensamos en todas las cosas que puedo hacer y que me regala la vida, porque ¿cuántas de ellas hago? ¿Cuántas de ellas aprovecho realmente?... es aquí donde refuto la idea de “pienso, luego existo”… a mis 20 años me atrevo a decir: “existo, luego pienso”. ¿De cuántos momentos me he privado de vivir por miedo a cruzar el río?, por sólo pensar antes de vivirlos, pensar en sus posibles mil y una consecuencias que traerían consigo… y una vez desaprovechada la oportunidad y luego de unas cuántas lamentaciones me doy cuenta de que no puedo volver atrás… pero eso no ha de ser en vano, la regla está en no tropezar 2 veces con la misma piedra. ¿Quién decide lo bueno y lo malo?, ¿ese alguien tiene el don de la verdad?... alguna vez leí que el secreto de la felicidad está en observar todas las maravillas del mundo, pero nunca olvidarse de la responsabilidades que llevamos a cuestas. Creo que es una idea bastante aceptable… por lo demás, nada imposible, sólo hay q saber caminar con cuidado y por el camino correcto… sin dar un paso más ni un paso menos, sólo caminar y ver y sentir lo placentero que resulta. En especial cuando te quitas esa venda de los ojos y ves que no vas sólo, tal vez veas sólo a una persona a tu lado, pero de pronto te das cuenta que no hace falta nadie más. Hay veces en que me encuentro frente a la puerta que dice: “esto no es posible”, hasta hace poco tiempo me lamentaba tratando de buscar alguna otra puerta; hoy he aprendido que es tan fácil como poner la mano en la manecilla y tan sólo abrir, y como la frase está pintada en la puerta, con ella totalmente abierta ya no puedo leerla, por lo tanto, sigo adelante… Es bueno salir de nuestra burbuja por un momento, miras hacia atrás y te das cuenta de cuántos muros has saltado, unos con mayor dificultad que otros, pero ninguno imposible de saltar, cuántos momentos llenos de risa y felicidad viviste. Miras a tu lado y te das cuenta quienes caminan junto a ti, quienes han caído y probablemente necesiten que les des una mano, personas que quizás también te han ofrecido su mano cada vez que has tropezado. Miras hacia delante y te das cuenta de cuantos muros te quedan por saltar, pero a la vez es imposible no fijarte en cuántas maravillas te esperan después de cada muro. Por último observas tu burbuja completa y dices para ti mismo: sí, vale la pena! Y regresas a ella con la más bella de tus sonrisas.

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